30.9.09


FOTOGRAMAS MARGINALES (capítulo 2/4)

24.9.09

Martina no estaba siempre sonriendo, es que no le cabían los dientes en la boca. Cuando hablabas con ella te miraba profundamente, con sus dos ojillos diminutos y siempre parecía esperar el final de un chiste, incluso cuando le estabas hablando de cosas tan serias como la dificultad de entablar amistad con las amebas o el dolor de arrancarse una costra de la rodilla.
Martina no era fea, pero daba un poco de pereza mirarla y seamos sinceros, yo no la hubiera contratado para trabajar de cara al público. Ese era su principal problema, la falta de ocupación. Tenía cerca de los 30 años (14 años de poblacionactivismo desaprovechado) y no había dado un palo al agua en su vida. No por falta de ganas, sino por sobra de desganas de los demás.

Así, aquella tarde me senté con ella, en un bar oscuro, preestudiadamente de madera (no soportaba el chirriar de sus dientes contra los suelos de piedra) y empezamos a pensar posibilidades laborales que la pudieran sacar de su miseria.
Cuatro cervezas después (ella, con pajita, por supuesto), teníamos varias ideas: vigilanta de seguridad de los túneles del metro, soporte publicitario alternativo (las medidas nos daban por lo menos para un A2), minera a tiempo parcial, expositor de dentífricos y un largo etcétera que os aburriría sin duda.
Ninguna de las opciones le pareció lo suficientemente atractiva,así que para enfatizar su incipiente depresión, nos fuimos a dar un paseo pobrecitayo a la playa.
Como bien os imagináis, al atravesar la arena desde el borde de la playa a la orilla, detrás de Martina quedaron unos surcos perfectamente alineados y de profundidad considerable. A lo lejos, un señor con cara de "me vendría bien ahorrar en maquinaria" nos miraba con los ojos abiertos como platos.
-Niña, vente pa acáaa!!- gritó.

Así fue como Martina encontró su primer trabajo. No surcando los mares, pero sí surcando la arena, que es menos romántico, pero más de secano.

21.9.09


FOTOGRAMAS MARGINALES (capítulo 1/4)


Proyecto hecho conjuntamente con mis alumnos de la clase de "Edición y montaje de vídeo", fue el proyecto final de curso. Es un falso documental irónico sobre el mundo del cine underground.

Los créditos con la info de los participantes aparecerán al final del cuarto capítulo.

Cada semana pondré un nuevo vídeo de esta bonita serie.

20.9.09

El Faq52m era una cafetería antigua de la carretera M890v de la ruta interestelar.
Llevaba allí 300 nanosegundos escasos, cuando me di cuenta de que un mono mutante me miraba al fondo de la barra con ojos golosos.
Nunca me gustaron los simios, pero en este caso mis hormonas tomaban sus propias decisiones y aquel especímen era impresionante.
El mono me mantenía la mirada y como una tonta, me iba acercando a él irremediablemente, como atraída con una cuerda y una polea.
Un error de cálculo hizo que finalmente nos chocáramos y para mi desgracia le rompí el tabique nasal derecho.
-Lo siento mucho, es que todavía no controlo mis atracciones de tipo F - dije agachando la cabeza sonrojada hasta las orejas.
- No te preocupes, ha sido culpa mía, he tirado demasiado -contestó mientras se sujetaba un colgajo de carne sangrante fruto de mi embestida.

Era un mono bastante atractivo. Tenía el pelaje blanco y los ojos amarillos y sus manos enormes (ahora llenas de sangre y temblorosas aún del susto) me producían una extraña necesidad de ser manoseada.

Olvidando todas las leyes de mi especie le empujé literalmente contra la barra. Le puse un imperdible en la nariz dolorida (ya se la arreglaría alguien después) y le limpié la sangre de la cara con la lengua. Él me miró complacido, me levantó, me dio un beso en la frente y me colgó de uno de los percheros para abrigos que había en la pared. Yo estaba excitadísima, me supuraban los poros y mi líquido reproductor brillaba deslumbrando a todos los borrachos que nos miraban como esperando el momento de aplaudir.

Entonces el mono cogió una silla, la colocó frente a mí y se sentó sin quitarme los ojos de encima. Apartó su melena púbica y agarró su homínido miembro con ambas manos. Yo gritaba como un ser subdesarrollado, tirándome de los pelos y frotándome las piernas. Cuando estaba a punto de desmayarme el mono albino eyaculó.
Como era habitual, su líquido me bañó por completo, apagando mi brillo y mis ganas. La fecundación había finalizado.

Dos meses después di a luz un niño. Era una mezcla deliciosa de simio y neohumana. Tenía los ojos amarillos, como su padre y supuraba y brillaba en la oscuridad cuando algo le divertía, como les sucedía a los de mi especie.

Nunca volví a ver al mono mutante, pero todavía me dan escalofríos cada vez que veo un plátano.


Tengo el corazón contento, corazón contento. Igualico que una bola de espejos de discoteca, latiendo funkymente.
No cambia de ritmo, porque lo tengo bien educao, aunque suba montañas o me miren a los ojos.
Cuando me altero,como hoy, mis glóbulos rojos forman equipos y hacen coreografías de lo más elegantes.
Todos llevan el pelo a lo afro y pantalones ajustados de campana y sacan el culo para fuera.

Tengo el corazón con tempo, mi corazón contengo.
Con una rata bailando en su interior sin saber seguro si es Mickey o una copia China,
con un ritmo que perdura como himno al hedonismo mientras cien neuronas se resecan
de tanto beber ron barato.
Baila monete que ya son horas para que los vecinos se cabreen,
nunca es tarde cuando nadie te espera así que baila baila baílame y no me seas
un simple recipiente de órganos con fecha de caducidad.
Jazz en la cabeza, funk en el corazón, rap en la lengua, tango en las manos y heavy metal en los cojones.
Baila un poco que el amanecer ha vuelto a girar el reloj de arena, contamos de cero ahora.