28.10.09

   Hoy he tenido un momento incómodo con los niños.

  Por fortuna ninguno de ellos sabe hablar todavía y no tengo que aguantar gritos de "mamá, mamá" constantemente, pero los llantos no me los quita nadie y hoy el recién llegado, el chino, estaba muy nervioso.
  Al principio le he intentado ignorar. He cerrado la puerta de la habitación y he subido el volumen de la tele. Pero no podía concentrarme en nada y el pánico ha empezado a subírseme por la espalda por si alguien le oía y se preocupaba más de lo normal.

  Así que no he tenido más remedio que abrir el armario, cogerle de los pelos y llevármelo prematuramente a la cocina (todavía faltaba un rato para la hora de comer).
  Le he preparado un biberón con Xanax, para que se estuviera tranquilito y bueno, como es habitual, he abierto mi libro de Cocina del Mundo y he buscado una receta acorde con el crío. He leído pollo agridulce y he soltado una carcajada tremenda.
  Era pronto y no tenía mucha hambre, así que me he preparado sólo la mitad y el resto lo he metido en el congelador con su correspondiente pegatina. Nunca se sabe cuándo podré pillar a otro con buena pinta, así que no me viene mal tener cuatro o cinco de reserva por si se me da un mes malo.

  Yo creo que para mañana me prepararé al argelino, que esta mañana le he visto mal color. No sea que con la tontería se me muera y lo tenga que tirar, que luego tiesos no hay quien los corte.

20.10.09


FOTOGRAMAS MARGINALES (capítulo 4/4)

8.10.09


LATIN LOVER

6.10.09


FOTOGRAMAS MARGINALES (capítulo 3/4)

2.10.09

 -Os he pintado un bello retrato con colores de tonos pastel. Lo he hecho íntegramente con la polla.
-Usted sí que sabe cómo hablarle a una mujer, caballero.
-Necesitaba expresar mi admiración por vos hasta dejarme el glande en carne viva...
-Pensar en vuestro glande me sonroja, pues bien sabéis que soy vegetariana
-Su sonrojo es muestra de su pureza, pero atendiendo a sus gustos lo veremos más como un nabo inspirado y no como mera carne palpitante.
-Le agradezco la cortesía. Es evidente vuestra condición de galán. Me gustaría ver el retrato del que hablamos, ¿sería posible?
-Si bien está presente en mi mente, deseo que sus ojos sean testigos de tal obra magna. Dése por invitada a mi cloaca y entre ratas goce de cada pincelada, o mejor dicho, de cada "penada".
-Será un placer acompañarle, justamente hoy traigo katiuskas. Me encantaría regalarle mis entrañas para que complemente su obra, pues es de dominio público, que el rojo combina perfectamente con cualquier tonalidad
-No me tome por tan necio, jamás mancharía la pulcritud de su retrato. Bien noto que ante su "ternez" cálida sus vísceras serían más útiles como bufanda que no como material pictórico
-Sea como sea me gustaría visitar su cloaca, pues tanto hablar de carnes y sangres me ha acalorado los labios inferiores
-Agradezco la invitación a dialogar con su boca de entrepierna, tengo preparado un tema de conversación sin palabras y de paso mi miembro la usará directamente como centro de pigmentos para una serie de cuadros que preparo sobre cerdos y cabras, gentil musa mía.

Me han llorado tanto en el hombro, que me ha salido un jardín. Es curioso, es como los piratas con los loros, pero con geranios.

Cuanto más me lloran, más me crece, pero no me molesta, porque las flores me hacen cosquillas en las orejas.

Un día apareció una abeja, rechoncha y zumbona y sin mirarme siquiera se puso a chuparme una flor, comopedroporsucasa. Tengo que reconocer que me indigné un poco. La cogí de las alas, me la puse cara a cara y le dije:
- Oye guapa, ¿podrías por lo menos pedir permiso? Porque mira por donde hoy no me apetecen que me liben.
La abeja no entendía nada, abría mucho los ojos para darme pena y pestañeaba sobreactuadamente intentando conmoverme.
Yo movía mi dedo arriba y abajo, como las profesoras de las películas poniendo a la abeja cada vez más nerviosa. Al final, presa de la impotencia, estalló en lágrimas y hacer a un insecto llorar no tiene perdón de dios.
Así que me la puse en el hombro, donde las lágrimas eran bienvenidas y dejé que se desahogase, hasta que se quedó vacía y con hipo.
Allí donde el llanto cayó, floreció una planta diminuta y la abeja, agradecida y recompuesta, la cogió con sus patitas, se subió a mi cabeza volando y me la colocó en el pelo.

Nunca imaginé que finalmente un bicho tan feo y yo pudiéramos experimentar un momento tan cursi y romántico.

Desde entonces somos amiguísimas y hemos tramado un plan maléfico para polinizar el mundo. Ten cuidado, porque cuando menos te lo esperes, mi abeja se te acercará y te fecundará con mis semillas.

1.10.09


"No es que piense con la cabeza
sólo es que mi polla es intelectual."